Impacto y respuesta del cooperativismo y la economía social a las inundaciones de octubre de 2024 en la provincia de Valencia

Introducción: Pasó la DANA por Valencia, Capital de la Economía Social, más que nunca, solidaria
En febrero de 2024 la ciudad de Valencia fue declarada Capital Española de la Economía Social por el Ministerio de Trabajo y Economía Social y el Consejo Estatal para el Fomento de la Economía Social, a partir de la candidatura promovida por la Generalitat Valenciana y el Ayuntamiento de Valencia, a petición de la Confederación de Cooperativas de la Comunitat Valenciana.
Valencia vivió esta capitalidad marcada por dos tragedias que han conmovido a nuestra sociedad: el devastador incendio del barrio de Campanar, en Valencia, ocurrido el 22 de febrero de 2024, y la DANA que afectó a su provincia el 29 de octubre del mismo año, con las terribles secuelas de tantas vidas destrozadas, de miles y miles de ilusiones rotas y de proyectos hundidos tras toda una vida de anhelos personales y esfuerzos colectivos.
En este escenario de adversidades, la economía social valenciana fue puesta a prueba, demostrando su vitalidad y su extraordinaria capacidad para hacer frente a los desafíos.
Desde el primer momento de la catastrófica DANA, el cooperativismo, el mutualismo y el tercer sector de acción social se volcaron en las ayudas a las poblaciones afectadas. Cooperativas como ANECOOP, CONSUM, FLORIDA UNIVERSITARIA, CAIXA POPULAR, GRUPO CAJA RURAL, GRUPO CAJAMAR y muchas otras, facilitaron desde primera hora alimentos e instalaciones y, en el caso de las cooperativas de crédito, destinaron ayudas directas por varios millones de euros. La mutua DIVINA SEGUROS creó un fondo de apoyo y ayudas directas por importe de 4 millones de euros y donó un millar de hidrolimpiadoras a 13 municipios y 2 pedanías afectados por la DANA.
En el tercer sector de acción social, CRUZ ROJA, CARITAS, GRUPO SOCIAL ONCE, MENSAJEROS DE LA PAZ, CERMI y la PLATAFORMA DEL VOLUNTARIADO (todos ellos integrados en la Plataforma del Tercer Sector de Acción Social) reaccionaron a la catástrofe de manera intensa y solidaria. Las imágenes de más de 50.000 personas voluntarias desplazadas a la zona “cero” de la DANA, dieron la vuelta al mundo y permanecerán para siempre en el imaginario colectivo.
En la Universitat de València, desde el IUDESCOOP y el CIRIEC-España, se reaccionó con rapidez y en la primera semana de noviembre ya se disponía de un completo informe sobre el impacto de la DANA en las cooperativas afectadas, elaborado conjuntamente por el Portal Estadístico de la Economía Social Valenciana (VALESTAT) y CONCOVAL.
Esta vibrante respuesta de la economía social a la catástrofe de la DANA no ha sido fruto de la casualidad. Responde a la profunda tradición cooperativista, asociativa y mutualista de la sociedad valenciana, más que centenaria, y que en la actualidad se expresa con más de 10.000 empresas y entidades, 13.000 millones de euros de cifra de negocios, 100.000 empleos retribuidos, 500.000 voluntarios y un tejido asociativo integrado por más de 3 millones de personas.
Pero, con ser elocuentes de por sí estos datos, la fuerza e importancia de la economía social radica en los valores que la definen, y que la configuran como un pilar imprescindible para un desarrollo sostenible e inclusivo. Son valores que se inspiran en la cultura del trabajo, la participación democrática y la solidaridad, en la cooperación y en la subordinación del capital a la satisfacción de las necesidades humanas.
Estos son los valores que vertebran los compromisos de la economía social con la sociedad valenciana ante los retos y amenazas del cambio climático, las guerras, las desigualdades, la exclusión social y el racismo, el desempleo, el trabajo precario, el expolio de los agricultores y las crisis pandémicas.
Frente a estos desafíos, la economía social ha demostrado, una vez más, sus compromisos con la sociedad valenciana:
• Compromiso con el empleo decente, impulsando y consolidando iniciativas de emprendimiento colectivo mediante proyectos empresariales cooperativos, solidarios, participativos y competitivos. Como los que ya existen y constituyen una historia de éxitos de democracia económica y estabilidad en el empleo en los ámbitos de la enseñanza, la distribución comercial, el crédito, la industria, la construcción y los servicios.
• Compromiso con el desarrollo en el medio agrario y rural a través del asociacionismo cooperativo, racionalizando la producción, internalizando la generación de valores añadidos y creando nuevas fuentes de riqueza. La agricultura, más que ninguna otra actividad, es patrimonio y símbolo de la forma de ser y de hacer de nuestro pueblo y, por ello, la economía social tiene la legítima satisfacción de haber desarrollado en su seno actividades empresariales con un liderazgo consolidado.
• Compromiso con las personas mayores mediante proyectos que atienden sus necesidades a través de una economía social de los cuidados que dignifica y humaniza la longevidad.
• Compromiso con las personas más vulnerables mediante la acción e impulso de un fuerte tejido asociativo, capaz de integrarlas en un proyecto social común, de toda la ciudadanía.
• Compromiso con la economía del conocimiento y la investigación a través de las redes de investigación de las universidades y centros de investigación valencianos de economía social, que constituyen una referencia internacional de primer nivel.
• Compromiso por una transición ecológica justa, por la protección del medio ambiente, el equilibrio ecológico y el desarrollo humano sostenible, entendido este como el que atiende a las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones venideras para atender a sus propias necesidades.
Estos compromisos, inequívocamente asumidos por la economía social valenciana, confieren a ésta una clara dimensión de servicio público, que emplaza a las administraciones públicas para asumir las potencialidades de la economía social, estimulando sus iniciativas de emprendimiento, removiendo los obstáculos que se oponen a su desarrollo y estableciendo compromisos recíprocos con los actores de la economía social, que permitan la consecución de objetivos de interés general.
Objetivos de interés general que las empresas y entidades de la economía social han asumido como propios. Objetivos complejos, pero necesarios, si se quiere asegurar una senda de progreso y bienestar para nuestro pueblo. Y objetivos posibles, si los diferentes sectores sociales y económicos y las administraciones públicas los asumen como propios y se comprometen solidariamente en su consecución.
Como universitarios y como ciudadanos, todos los hombres y mujeres que formamos parte del CIRIEC-España y del IUDESCOOP nos sentimos profundamente orgullosos de la economía social, de las empresas y organizaciones que la integran, de su respuesta, enérgica y solidaria, a la catastrófica DANA que asoló nuestras comarcas.
José Luis Monzón
Director de Noticias del CIDEC
Director de CIRIEC-España